Abaddon es un proyecto que tiene la intención de realizar una experiencia nueva en la ciudad de Rosario ya que explora en un género muy poco visto en nuestra industria cinematográfica, la ciencia ficción.

Como polo productivo, pretendemos enriquecer el acervo cultural de nuestra región. 
Cada vez que un proyecto audiovisual se lleva a cabo se produce un hecho fantástico: cada trabajador del arte deja su individualidad para conformar un colectivo humano con la consecuente interdisciplinariedad. Así es… solos no podemos, pero gracias a la colaboración de muchas personas talentosas, es posible. 
Somos realizadores audiovisuales independientes y trabajamos desde la periferia  cooperando con distintos artistas e instituciones para ampliar nuestra capacidad productiva y lograr una experiencia de mayor calidad e impacto.  
El cortometraje está dirigido a una gran masa de gente joven (no importa la edad) que adora los comics y el cine de género. La mayoría de los libros, series y películas vienen en idioma extranjero, entonces ¿por qué no ofrecerle un producto hecho en nuestra ciudad? Desde nuestra productora queremos acabar con la leyenda de que Argentina no posee las competencias necesarias para estar  la altura de las grandes productoras de Estados Unidos o Europa y debe conformarse con el cine de culto o géneros alternativos que no tienen mucha llegada popular entre las nuevas generaciones. Queremos hacer la diferencia, demostrar que nuestro país, nuestra ciudad, es un crisol de artistas de todo tipo con múltiples capacidades y habilidades únicas que, con el apoyo suficiente, pueden hacer grandes cosas.
 

Facundo Aguilar, piloto del transbordador espacial Cóndor, despierta en una nave de escape que vaga perdida en medio del espacio. Toda la tripulación fue diezmada por un organismo alienígena que encontraron accidentalmente en Keppler 22B, lo que hizo  fracasar  su  misión.  Aguilar  y  el Capitán  Breccia  fueron los  únicos  en escapar con  vida, pero al iniciar su  viaje en la nave de escape, el piloto descubre horrorizado que su capitán ha sido infectado por el parásito y lo asesina.
Trágicamente, Aguilar queda a la deriva, sin el combustible necesario para llegar a la tierra y con la energía de la pequeña nave agotándose  minuto a minuto, rogando que alguien pueda salvarlo.
Entre la culpa y la locura, Aguilar tiene múltiples visiones del organismo, que cree se esconde en su nave, y siniestras conversaciones con el cadáver de su capitán que se encuentra encerrado pudriéndose  junto a él. Aguilar  deberá  soportar  un calvario  si  quiere  volver con  vida a  la tierra con vida, o perecer en el intento.